Y no visitamos Troya
En lo que llevamos de viaje nos hemos visto un poco condicionados por ‘lo que hay que visitar obligatoriamente’. Pero no ver Troya nos ha liberado. Hemos decidido que sea el comienzo de una nueva forma de enfocar el viaje sin tener que tachar cada rincón del mapa.
Troya nos puso en un dilema. Llegamos a la puerta de entrada, donde una barrera y 40 liras turcas (unos 14€) nos impedían el paso. Está claro que no somos griegos, no se nos ocurrió forma de saltárnoslo. Tan cerca y no verlo, no haber estado ahí. Pero la verdad es que nos apetecía mucho más cenar y tomar una cerveza que esa visita. Tras unos minutos de conversación, la cena con cerveza había ganado el pulso a Troya. Puede que nunca lo visitemos, o sí… quién sabe. Pero esto nos ha ayudado a tomar consciencia de que tenemos que disfrutar el viaje a nuestra forma. Nos cuesta mucho conectar con una parte de la historia cuando vemos un monumento rodeado de perritos calientes, miles de personas peleándose por hacerse una foto delante, etc. En cambio en un camping como en el que estamos ahora mismo y en el que hemos conocido a una pareja turca que nos ha hablado del país, donde una familia nos ha traído una enorme ensalada para que cenemos y donde las muestras de afecto son brutales; la conexión con el país es directa, y la experiencia nos aporta exactamente lo que estábamos buscando.
Puede que tengamos demasiado reciente Estambul, una ciudad que nos ha gustado mucho, pero un timo de 2€ aquí, 1€ allá y 4€ en lo siguiente, hacen que te termines quemando. Todo muy bonito, pero el contexto un pedo. Menos mal que conocimos a Sertaç (contacto que nos pasó Perro Mochilero) quien consiguió que nos despidiésemos de Estambul con un buen recuerdo. La experiencia en el sitio vuelve a ser más importante que el sitio en sí.
Anoche hablábamos de todo esto mientras comíamos la ensalada que nos regalaron. El viaje no puede convertirse en algo de lo que alardear ni con lo que colgarnos medallas, hay que hacer las cosas como buenamente podamos y queramos. Vamos a dejar muchos ‘troyas’ sin visitar.
Tras este volcado de pensamientos toca darnos un baño en la playa y buscar algo de comida para cocinar esta noche.