Bansko, osos y Rock

4 minutos de lectura     August 9, 2014

Fuimos a Bansko por recomendación de Georji (conocido en Rila) para visitar a un amigo suyo que tiene un bar de rock. Como siempre, encontrar alojamiento lleva su tiempo. Paseamos por toda la ciudad buscando un hotel barato. En uno de ellos Diana entró y apenas unos segundos después salió diciendo que la recepcionista decía “no” a todo. En Bulgaria el sí y el no se hacen con el movimiento de cabeza contrario al nuestro, lo cual requiere unas cuantas situaciones como ésta para entenderlo. Nos llevó media hora conseguir la habitación. En ese tiempo fue todo absurdo y terminamos comunicándonos con una especie de pictionary donde cada frase iba acompañada de un dibujo. Y la contraseña de la wifi en cirílico. Eso sí, no nos hemos reído tanto en mucho tiempo.

El segundo día fuimos al Motorhead bar, donde estaba Toma.

Motorhead Rock bar

Nos presentamos y dijo que nos esperaba, que ya le habían llamado de Rila. Esta gente es impresionante, nos hacían sentir cómodos desde el primer apretón de manos. Encima el local es de rock. Nos tomamos un par de jarras de cerveza tamaño búlgaro mientras escuchábamos música y quedábamos con Toma para el día siguiente. La sorpresa de la noche la encontramos al llegar al hotel. Cuando nos marchamos entendimos que no había problema en volver más tarde, que la puerta del hotel estaba abierta. Pero no, al llegar nos encontramos a la pobre señora dormida en el sofá de la entrada esperando a que llegásemos. Nos disculpamos y así terminaba otro día.

Habíamos quedado con Toma a las 11h de la mañana. Nos dijo que estuviésemos en la puerta del Motorhead y él nos enseñaría la zona. Así fue, lo que no sabíamos es que había cerrado el bar a las 6 de la madrugada porque gente de una convención celebrada en Bansko se quedó hasta las mil bebiendo. Así que fue algo más que un gesto que se despertase sólo para enseñarnos la zona.

Primero fuimos a ver unos jardines. Un sitio muy tranquilo, y sobre todo con unos alrededores perfectos para ir en moto.

Jardines

Después nos preguntó si queríamos ir a ver los ‘dancing birds’. ¿Pájaros bailarines? Nos sorprendió bastante, pero nos parecía perfecto cualquier plan. Así que nos metió por unos caminos hacia lo alto de un bosque, y de repente vimos el cartel ‘dancing bears’. Ahora cuadraba todo, son osos bailarines. Ya habíamos leído algo al respecto hace tiempo, tanto de Bulgaria como de la India. Son osos que les hacían bailar en la calle, actualmente prohibido en Bulgaria. El sitio es una fundación que rescata y protege estos animales. Es difícil de encontrar, sobre todo porque el camino es de tierra y destrozado, pero vale la pena tanto por el sitio como por el proyecto. Paseamos una hora por allí viendo osos a un metro de distancia.

Dancing Bears

El habitat está conseguido, es un bosque con una alambrada mínima y un montón de osos que habían sido rescatados de las calles. Después rematamos el día con una buena comida y conociendo a un par de amigos de Toma.

Bansko nos había encantado. Y Toma nos hico sentir en casa. Además de invitarnos a pasar el día, nos ofreció todo tipo de contactos, sobre todo en Rusia donde conoce a moteros por todo el país. Allí hace unos 20 mil kilómetros al año en moto. Un tío carismático que nos hizo acordarnos de gente como nuestro amigo Paco y el Diplodocos.

Despedida de Toma

Los siguientes días los pasaríamos en Momchilgrad. Allí hicimos vida tranquila, algún paseo, y visitas por la zona. Hay que destacar dos cosas que nos sorprendieron bastante. Una fue las ruínas de Perperikon, que pensábamos que estarían abarrotadas, pero las vimos prácticamente solos. Por cierto, las ruinas se pueden tocar, pisar y lo que se quiera, es un espacio completamente accesible (y poco cuidado) de algo más de un kilómetro donde pasamos la tarde.

Perperikon

Lo segundo que nos sorprendió fue la hamburguesa con patatas fritas que le dieron a Diana donde era pan con tomate y patatas fritas, pero sin carne!!! Lo discutió, pero nuevamente el idioma fue una barrera y el hombre insistía que eso era una hamburguesa. La gente de alrededor no parecía asombrarse, pero nosotros tomamos la primera hamburguesa sin hamburguesa de nuestra vida.

Tras visitar Bulgaria, recomendaríamos pasar por Sofía (tampoco nos llamó demasiado la atención), visitar el Monasterio de Rila y las montañas de al lado, que esta zona sí que nos gustó. Hacer una parada en Bansko visitando el Motorhead y los pueblos de alrededor. Aquí en invierno se puede esquiar kilómetros y kilómetros. El bosque donde vimos los Dancing Bears es muy recomendable. Y por último, vale la pena visitar la parte antigua de Plovdiv y Preperikon.

Anfiteatro de Plovdiv
Anfiteatro de Plovdiv

Vladimir, Toma, Georji y toda la gente que nos hemos encontrado, muchas gracias por acogernos ;)