26 horas de pick-up en la India
Hay dos días que lo he pasado realmente mal en el viaje, uno fue cuando nos caímos en Turquía, que aunque fue una caída tonta es cierto que nos hicimos bastante daño en el momento y no teníamos claro si nos habíamos roto algo, y el otro día fue el segundo trayecto en pick-up hasta Delhi.
Tras haber disfrutado tres días en Pooh, llegó el día de montarnos en la pick-up y salir de allí.
Nos levantamos a las seis de la mañana porque nos esperaban 360 km donde más de la mitad eran caminos sin asfaltar. Después de recoger todo y desayunar, le preguntamos a Tanzin dónde estaba el conductor, llevábamos más de media hora esperando para subir la moto a la furgoneta. Nos dijo que no nos preocupásemos que se estaba lavando la cara para despejarse… Esto nos olía a que había estado bebiendo toda la noche, luego se nos confirmaron las dudas. Así que allí estábamos a las 7 de la mañana de un domingo esperando que nuestro conductor resacoso se despejara. Tenía toda la pinta de que el día iba a ser largo e interesante, jejeje
La verdad es que el muchacho era majo. Así que el viaje, aunque incomodo porque estábamos tres en una cabina diseñada para dos y dando botes por los hoyos del camino, lo disfrutamos bastante por los paisajes y la música (nos dejó poner música). También nos gustó compartir esas cosas que sólo se descubren si vas con gente de la zona, por ejemplo, el sitio donde nos llevó a comer. Jamas habríamos parado en un lugar así, entre otras cosas porque no lo habríamos visto. Era el típico sitio donde paran los conductores pero que el resto del mundo no los conocemos. Comer costaba 50 rupias (más o menos 50 céntimos). Te daban una bandeja metálica como las de los comedores, donde había arroz blanco en un sitio, lentejas en otro y judías en otro. La higiene la dejamos a parte porque como te pongas quisquilloso en un sitio así no disfrutas la comida ;P Lo que más nos llamó la atención del lugar fue que no te ponían cubiertos. Ya nos habían comentado Amol y su hermano que en la India se come mucho con las manos, e incluso nosotros nos habíamos animado y lo habíamos hecho con un roti (un pan típico de ahí) y butter chicken (pollo con un tipo de salsa). Pero comer lentejas sin una cuchara no lo veíamos nada fácil. Pues bien, el proceso es así: coges como puedas las lentejas, las metes en el arroz y todo a la boca. Ya veía a Javi remangándose para ponerse manos a la obra, pero tengo que reconocer que yo no fui capaz y tuve que pedir cubiertos después de ver un montón de rostros indios llenos de granitos de arroz y salsa por toda la cara, jajaja La verdad es que es una de las anécdotas que nos saca una sonrisa cada vez que la recordamos :)
Tras una parada por un “big problem” del conductor y alguna que otra más para estirar las piernas, se nos hizo de noche. Cuatro horas de conducción de noche por carreteras de montaña en la India con el conductor que se dormía, hacen que se te acelere el pulso. Pero llegamos al hotel sanos y salvos a las doce de la noche.
Al día siguiente las cosas no fueron tan bien. Nos levantamos optimistas, lo más difícil ya lo habíamos pasado, bajar la moto del Himalaya por carreteras sin asfaltar. Ya sólo nos quedaba coger la autopista y tirar todo recto.
Pero igual que el conductor del día anterior era un chaval muy majo, el nuevo conductor no era nada simpático. Cuando llegó nos dijo que el precio no era el acordado desde un principio, si no 2000 rupias más que la cifra inicial (aprox. 20€ más). Primera discusión del día, pero el hombre no daba su brazo a torcer y empezó a recoger todo para marcharse. Así que nos tocó aguantarnos y pagarlo, por lo menos en el precio incluía los peajes y nos llevaba hasta el mismo sitio de BMW, que al principio nos había dicho que no. Entre los tres y algún empleado del hotel subimos la moto a la pick-up.
Cuando nos pusimos en marcha enseguida nos dimos cuenta de que la moto no estaba bien sujeta e iba balanceándose de un lado a otro. Tuvimos que parar varias veces para reforzar las sujeciones. Nos empezamos a mosquear porque la carretera no mejoraba nada. Así que encendimos el GPS para ver por donde nos estaba llevando. ¡¡Se había saltado la autopista e íbamos por secundarias!! Sorprendidos le preguntamos por qué no se había metido en la autopista y le pedimos que en cuanto pudiese se metiese para ir por una carretera mejor. El hombre continuaba diciendo que “no problem” pero no nos hacia ni caso, aunque le enseñáramos el GPS para que viese por donde tenía que ir. Mientras tanto la moto iba dando tumbos detrás porque se soltaba continuamente. El hombre no sabía atar la moto y la carretera no ayudaba, las secundarias en la India están hechas polvo y llenas de agujeros. En un momento dado ya bastante enfadados le empezamos a preguntarle que por qué no iba por la autopista. El hombre se enfadó y nos dio a entender que si le tocábamos mucho las narices nos dejaba ahí. Luego nos dimos cuenta que se estaba saltando la autopista porque no quería pagar los peajes aunque ya estaban incluidos en el precio… Por ganar unos 5€ más, estaba dejando la moto hecha pedazos. Poco a poco fuimos viendo como con los botes la moto se iba deshaciendo. La suspensión empezó a soltar aceite, al depósito trasero le salía gasolina, el caballete central se estaba deformando y el chasis no sabíamos si también se estaba dañando. Ver como se va rompiendo la moto sin poder evitarlo te deja hecho polvo. Nunca he oído decir tantas palabrotas a Javi, jajaja
Llegamos a BMW pasadas las siete de la tarde, por suerte seguía abierto aunque oficialmente cierre a las 17:00. Nos trataron muy bien, nos permitieron dejar la moto, todo el equipo de camping y nos buscaron un hotel. Al día siguiente se pondrían con la moto para ver los daños y cómo arreglarlos.
Ya en el hotel empezamos a echar cuentas para ver si podíamos pagar todos los arreglos, las cosas no pintaban nada bien. Tuvimos un punto de crisis ¿podríamos continuar el viaje? Sólo hicimos una afirmación antes de irnos a dormir ese día, el viaje continuaría ya fuese comprando una moto de segunda mano o con una mochila :D
Pero la vida da muchas vuelta y 10 días en Delhi dan mucho de sí. Varias discusiones con BMW, el apoyo colectivo que recibimos por las redes, ¡una paella!, visita Old Delhi, Gurmuck y su familia, pero sobre todo… muchas sensaciones nuevas hicieron que todo cambiara.