Arreglos, caídas y puestas de sol en Myanmar
Llegamos a Mandalay a las 12 de la noche tras un día larguísimo por caminos y carreteras de Myanmar.
Esta vez viajábamos en grupo y estábamos en Myanmar, así que teníamos el tiempo en contra para no condicionar al resto. A primera hora estábamos en pie listos para buscar la forma de arreglar la moto. Zach, el americano con el que contactamos el día anterior, vino con su mecánico para ver qué se podía hacer. En cuanto lo vio el mecánico, nos dijo que se podía arreglar sin problema!!! Nos cobraría 100$ por hacer la pieza y dedicarnos todo el día, nos pareció justo y lo dejamos así.
Desmontamos la suspensión y nos fuimos con el mecánico a su taller. Fue divertido porque para movernos de un lado a otro por Mandalay, le dejó a Javi una scooter. No habíamos tenido la oportunidad de coger una scooter en el viaje y fue una experiencia nueva jejeje. En lugar de pasar unas horas de estrés, fue un día de sumergirnos en un barrio auténtico de Myanmar que nos acogería con mucho cariño.
La idea era hacer una pieza igual que la que se había roto. Para eso fuimos a un barrio perdido donde con un trozo de acero, un torno y una radial nos hicieron una copia exactamente igual. Ha sido de las cosas más curiosas de Myanmar y de las que más nos ha gustado, no sólo nos permitió ver cómo trabajaban sino también cómo vivían. Además sin guías y moviéndonos por donde quisiéramos (aunque fuese para arreglar la moto).
A última hora de la tarde teníamos la suspensión arreglada!! Y por la noche quedamos con Zach para tomar unas cervezas con él y el resto del grupo que ya había llegado a la ciudad. Nos contó un poco sobre su vida y su negocio, muy buena persona.
Al día siguiente volvíamos a ser parte del grupo, no nos lo podíamos creer, teníamos la moto!!! Los guías habían preparado una excursión en barco por el río para ver unas ruinas. Nos encontrábamos un poco mal, habíamos cogido un buen constipado. Así que decidimos que nos quedaríamos en el hotel descansando.
A la mañana siguiente el grupo se ponía de nuevo en marcha y queríamos estar en forma. Pero estaba visto que no era nuestra semana…Nos levantamos con una buena congestión y con la cabeza como un bombo. Lo primero que me comentó Javi fue “hoy no me siento bien para coger la moto” :-S En condiciones normales nos hubiésemos quedado otra noche en el sitio, pero estábamos en grupo y un constipado no nos podía fastidiar el día, así que tomamos un buen desayuno y estábamos listos para coger nuestra moto reparada :)
Las primeras visitas, aunque muy bonitas, llenas de monjes, templos y budas, fueron bajo un sol de justicia que con los trajes de moto, no ayudaron nada. También se sumó algunas esperas para que el grupo se juntase, que a veces podían alargarse 15 o 20 minutos esperando bajo el sol con el equipo. Es normal porque cada vehículo va a una velocidad distinta.
A mitad del día Javi se encontraba bastante mal. Lo mejor era llegar cuanto antes al hotel y que descansase. Cruzando un puente que tenía unos railes metálicos, la rueda delantera se enganchó y caímos al suelo. Una caída que no habría tenido mayor importancia si no fuese porque Javi se quedó con una pierna totalmente pillada con la maleta de la moto, menudo día… La primera sensación era de rotura. Pero movía el pie, así que no estaba roto!! Dijo que podía continuar, pero para que fuese más ligero, Lauranne y Javi se ofrecieron a llevarme en el coche.
Para colmo en la caída la moto había empezado a echar un montón de líquidos, la verdad es que en esos momentos me daba bastante lo mismo, jejeje. Lo importante es que estuviésemos bien. Después más tranquilamente estuvimos viendo de dónde era. Por un lado era gasolina del rebosadero del tanque delantero y por otro aceite del motor. Después de tanto abrir y cerrar el alternador, la junta se había dañado y salía aceite cuando la moto se tumbaba. Una cosita más de nuestra moto :P
Cuando llegamos al hotel volvimos a ver el pie de Javi, parecía que iba a tener un buen moratón pero todo se quedó en un susto :)
Los siguientes días los pasábamos en Bagan. Nos vino bien para que se recuperase el pie de Javi y los constipados. Aunque tampoco nos cortamos cuando nos propusieron ir a ver el Monte Popa con 700 escalones o cuando nos pillamos unas bicis para ver la puesta de sol de Bagan, eso sí, bicis eléctricas. Algo que recomendamos 100%, alquilar unas bicis eléctricas e ir a ver la puesta de sol a una pagoda, es precioso. Aunque hay que tener en cuenta que después viene la policía porque ver la puesta de sol desde las pagodas cuesta 15$ por persona!?!?
La primera semana en Myanmar había comenzado cuesta arriba. Cuando ocurre esto hay que mentalizarse porque todo pasa. Y lo escribo ahora que estamos en Camboya tras una primera semana con gastroenteritis jejeje. Lo dicho, son males pasajeros que hay que tomar con filosofía y sabiendo que después vendrá algo mejor. Efectivamente, las cosas empezaban a mejorar :)