Reencuentros en Camboya

5 minutos de lectura     May 16, 2015

Nuestra llegada a Camboya no fue la mejor, y es que el mismo día que llegamos comimos o bebimos algo que nos sentó mal. Además nos pilló acampando, así que no fue nada fácil.

Acampada en Stung Treng

Pasamos una semana KO con una gastroenteritis, lo que no nos permitió hacer gran cosa. Dentro de lo que cabe, en este aspecto hemos tenido mucha suerte, en los 11 meses que llevamos en ruta solamente nos hemos puesto malos de la tripa esa vez :) Estábamos en el pueblo junto a la frontera, Stung Treng, esta ciudad no tiene gran cosa, más bien es fea y sucia, la verdad es que se daba un aire a algunas ciudades indias que hemos pasado. Lo más curioso que vimos fue su mercado, que para nuestros estómagos delicados en esos momentos tampoco nos venia muy bien, jejeje

Pescado del mercado
Esto es pescado fresco. Selecciona, machetazo y a la bolsa. En algunos países el proceso por el cual un pez o un trozo de cerdo termina en tu plato, es mucho más directo de lo que te esperas. Honestidad culinaria en estado puro.
Vida en el mercado
El mercado tiene dos caras, una invisible pero nauseabunda, que es el olor. Y la otra es ésta, la vida de los tenderos en las hamacas, una maravilla.

Una vez nos recuperamos de la gastroenteritis bajamos hacía la capital, Phnom Penh. Como la mayoría de las ciudades del sudeste asiático es una ciudad bastante poblada y caótica, pero tiene su encanto :) Al llegar conocimos a un francés que estaba viviendo allí que nos recomendó un hotel que estaba muy bien de precio pero que tenía sus cosas… como el continuo entrar y salir de mujeres asiáticas de mano de hombres occidentales.

En Phnom Penh estuvimos una semana y fuimos a ver el Museo al Genocidio S-21. Nos impactó bastante, sobre todo porque había pasado hacía nada (hace 40 años). Conocimos a una pareja de españoles que han estado viviendo 2 años en Camboya y nos contaron que el tema de los Jemeres Rojos sigue siendo tabú.

Víctimas del régimen de los Jemeres Rojos.
Hace un par de días un guarda de seguridad nos comentaba que su país tiene muy poca población. Víctimas del régimen de los Jemeres Rojos.
Un colegio convertido en un centro de tortura.
Un colegio convertido en un centro de tortura. A partir de aquí todo lo que se puede esperar de una mente así, es lo que pasó.

Después de nuestra semana en la capital, bajamos al sur de Camboya a probar el cangrejo a la pimienta, nos lo habían recomendado varios viajeros. Realmente una de las mejores comidas del viaje. Javi estaba que no se lo creía después de haber tenido varios intentos de comer marisco decente en el viaje y no haberlo conseguido (hay que tener en cuenta que nuestro presupuesto no da para lujos, probablemente haya marisco exquisito pero a un precio escandaloso, no es el caso del cangrejo de Kep que está muy muy rico y lo puedes tomar por $2!!!).

Cangrejo de Kep.
Desde el intento de marisco en Marruecos llevábamos tiempo persiguiendo algo así. Uno de los mayores manjares del viaje. El cangrejo cuesta 2$, y lo mejor es pedirlo a la pimienta. En Kep.

En el sur buscando una playa donde acampar coincidimos con Patrik y Alexandra, la pareja suiza con la que habíamos cruzado Myanmar 4 meses atrás. Esas coincidencias durante el viaje que parecen que el mundo es pequeño, yendo por un camino de tierra miras por el retrovisor y ahí está el coche de Petrik y Alexandra :D Al final no pudimos pasar la noche con ellos porque nos comentaron que la zona no era segura para acampar. Así que nos fuimos al pueblo más cercano (Sihanouk) para dormir en una guest house. No nos gustó nada el pueblo, mucho turismo sexual. Incluso en algún momento en el hotel me miraron como si fuera un bicho raro… no había mujeres occidentales, eran todo hombres.

Desde ahí pusimos rumbo a Siem Riep para visitar los Templos Angkor. Entre que no somos muy madrugadores y que las carreteras de Camboya son un desastre, tardamos un par de días en llegar, jejeje. Por donde fuimos era una mezcla de carreteras en obras y caminos con muchísimo polvo.

Carretera de Camboya en construcción.
Al polvo se sumaba el barro. Suponemos que es para reducir las nubes de polvo o asentar el suelo (o no entendemos muy bien por qué…), muchas zonas las mojan unos camiones cisterna, por lo cual con el paso de los kilómetros empezamos a ser una gran croqueta marrón.

Una vez allí coincidimos con Ángel (ya le conocéis, a lo largo de todo el viaje hemos estado cruzándonos con este viajero que ahora es un buen amigo y esperamos verle en Australia), Lies y Neel (dos chicas belgas que estaban viajando de mochileros por todo el Sudeste Asiático), Leandro y Fernanda (una pareja argentina que están viajando de Malasia a Europa y con los que llevábamos hablando un año por internet) y Lina y Daniel (una pareja colombiana que estaban viajando de mochileros por el Sudeste Asiático y con los que habíamos coincidido en Laos un mes atrás). Así nos juntamos unos días todos y comentamos las distintas experiencias. Es increíble las coincidencias y los reencuentros que hemos tenido a lo largo del viaje, te hacen pensar que el mundo no es tan grande :)

Reencuentro con amigos en Siem Reap
Ángel, Lina, Daniel, Fernanda, Leandro y nosotros. Diferentes historias que se cruzan en Siem Reap.

En Siem Riep visitamos los Templos Angkor. En un principio no teníamos claro ir a visitarlos, nos lo habían recomendado mucha gente pero el precio de la entrada se nos iba de nuestro presupuesto. Gracias a una amiga que nos echó una mano económicamente los visitamos, fue una pasada la visita, muchas gracias!!!

Por los templos de Angkor en moto.
Parece mentira que se pueda pasear en moto por Angkor, pero así es!!
Construcciones abrazadas por la naturaleza, Angkor.
Construcciones abrazadas por la naturaleza que hacen que te plantees tu diminuta existencia.
El templo de las caras, Angkor.
El templo de las caras’, que en realidad se llama Templo de Bayón. Ya no es sólo que tenga unas 200 caras, sino que además esas caras sonríen. Buen feeling.

Después de nuestra estancia en Camboya volvíamos a Tailandia. Vietnam tuvimos que descartarlo entrar suponía pagar un guía y todo el papeleo para meter la moto, además teníamos en mente otro destino mucho más caro, jejeje. Tras este mes en Camboya, empezábamos una nueva etapa donde teníamos que tomar decisiones muy importantes. La pregunta era, ¿qué vamos a hacer ahora? Parte de la emoción del viaje es la improvisación extrema a la que nos hemos acostumbrado :D Pero realmente hemos ido pasando diferentes etapas, y las inquietudes y objetivos no eran los mismos al comienzo que pasados 10 meses, así que nos alegra no haber tenido todo atado desde el principio.